miércoles, 12 de septiembre de 2012

Estrella. Por Sasha Fernández



En la oscura noche de mi corazón busco una estrella, esa estrella que brilla más entre la penumbra esa es la ilusión de tenerte, a veces no entiendo si el destino lo quiso así o fui yo la que lo estropeó todo. Yo solo quise intentar hacer las cosas bien por primera vez del modo correcto.

No lo conseguí, solo conseguí nublar mi alma, mi sueño y mis esperanzas se desaparecieron es así que hoy paso días y noches pensándote.

Sasha Fernández.

La vida día a día. Por Paula Torres


Un día la vida me golpeó tan fuerte que me enseño a resistir.

Un día me mintieron de tal forma que me dolió y entonces a prendí a ir siempre de frente con la verdad.

Un día me falló quien menos imaginaba y entendí que las palabras hay que cumplirlas y de los actos hacerse cargo. Un día lastimé a alguien y aprendí a pedir perdón.

Un día lo viví triste y cuando llegó la noche me di cuenta que es mucho más lindo sonreír que llorar.

Un día perdí mi tiempo con cosas que no valían la pena y noté que la vida pasa demasiado rápido para perdérsela esperando algo que nunca va a pasar.

Un día descubrí que tiene sentido enamorarse y pelear por lo que uno siente.

Después de muchos años entendí, que en la vida te van a lastimar, pero tienen que encontrar a las personas por las que vale la pena sufrir.

  • Tienes que sonreír. 
  • Tienes que saber amar. 
  • Tienes que tener las grandezas para aceptar tus errores y la valentía para pedir perdón. 
  • Tienes que compartir. 
  • Tienes que cumplir. 
  • Tienes que olvidarte de los que te critican y unirte a los que te quieren. 
Y por sobre todo… tienes que vivir cada momento como si fuera el último.
Paula Torres

Frases de amor... Por Paula Torres



Si el odio es invierno, 
si el amor es verano, 
la primavera sentimientos, 
las hojas del otoño 
son donde te escribo TE AMO. 

…………………………………………. 

Pensar que las palabras se las lleva el viento. 
Los recuerdos los guarda el corazón. 
El silencio esconde mil razones, 
las esperanza sentimientos. 
Y el amor un recuerdo 
que siempre llevo adentro. 

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Nunca ilusiones a quien te ama. 
Nunca quieras a quien te ilusiona. 
Nunca llores por quien no lo merece. 
Nunca tomes como prioridad 
a quien te toma como opción.

Paula Torres

Y perderte no quiero… Por Paula Torres


Si te quiero… te amo
Si te amo… te espero
Si te espero… no vienes
Sino vienes… me muero
Si me muero… te pierdo
Y perderte no quiero…

Paula Torres

La luna bañada en sangre. Por Maldonado Julieta.



                Era de noche, lo sé porque vi en una pequeña ventana la luna brillante, en ese momento era la única luz que había en el cuarto. Me desperté al escuchar gritos desgarradores, que provenían del otro lado de la pared.
                Me encontraba en una habitación desconocida; además sentía un fuerte dolor en la cabeza, aturdida, me levanté del suelo, en donde al parecer me encontraba dormida.
                Trate de salir de la habitación, pero un brusco tirón me devolvió al suelo. Cuando vi, tenía una gruesa cadena que me sostenía de la mano izquierda a una pared sucia y desgarrada. En ese momento volví a escuchar los gritos desgarradores, que al parecer era de una mujer. Eran tan fuertes que tuve que cubrir mis oídos y apretarlos fuertemente para que estos no me lastimaran.
                Pasaron unos minutos y los gritos fueron cesando, como si se estuvieran alejando. Trate de mirar por la ventana, pero lo único que podía observar era una gran extensión de campo y un pequeño camino que era alumbrado por un gran poste de luz. Al parecer me encontraba en el segundo piso. En ese momento vi como dos sujetos o lo que fuesen, ataban a una chica en el poste de luz. Cuando logré ver con claridad, noté que era mi hermana, la tenía sujeta con una especie de ganchos. Me alteré, trate de ir por ella, pero fue en vano, porque la cadena  estaba bien sujeta a la pared y no podía liberarme. La única alternativa era cortarme la mano, entonces opté por el canibalismo y empecé a morderla. No trataba de detenerme, porque sabía que el dolor no me permitiría seguir avanzando. Solo mordía y desgarraba todo aquello que me mantenía sujeta a esas cadenas. Cuando la mano cayó, salté por la ventana sin pensarlo. Golpeé fuertemente con el suelo, parte de la ventana cayó sobre mí. La vista se me iba no lograba ver con claridad lo que pasaba, traté de arrastrarme hasta mi hermana, pero la pérdida de sangre me jugaba en contra. Llegó el momento en que no vi nada más, y los gritos cesaron.

Maldonado Julieta.

Locos soñadores (Yanet Rojas)




Todos somos locos soñadores, pero también somos grandes soñadores, todos queremos un mundo mejor pero nadie hace nada para que esto se haga realidad.

 Todos esperamos que alguien venga a solucionarnos la vida que iluso que somos...
Sabes por qué pasa esto, porque vivimos convencido, mejor dicho nos tienen convencido que van a venir en nuestro auxilio.
 
 Mientras tanto sigamos soñando porque  según dicen los que saben,” soñar no cuesta nada ya que somos locos soñadores por naturaleza.

Quizás a mucho nos le importe lo que digo; o acaso nunca nadie se ha preguntado si lo que vivimos no es un sueños díganme cuanto de ustedes no piensan lo mismo.

Bueno así somos locos y soñadores pero algún día despertaremos de nuestro sueño profundo y alzaremos nuestra mirada hacia el cielo y lucharemos por nuestros ideales.

Levantaremos una fortaleza y aprenderemos a luchar por nosotros mismo;
Ya no seremos más débiles ni ingenuos, seremos un pueblo con hombres fuerte buscando ser escuchados.

 Algún día despertaremos, algún día, algún día;  por ahora seremos prisioneros de nuestros sueños.

Yanet Rojas

NO TODO ES AMOR. Por Ezequiel Morales.



Mi nombre es Ezequiel Morales y tengo para vos una historia inolvidable.

Un día como cualquier otro día, ocurrió que una chica llamada Micaela, quien vivía con sus padres tenía 17 años y estaba de novia con un hombre raro, quien conoció en una fiesta de cumpleaños.

Luego con el tiempo empezaron a salir y se conocieron. Ella quedó embarazada y con el pasar del tiempo le contó a su novio. Él rechazo la idea de tener al niño y a ella lo sorprendió mucho, porque hasta llegó a amenazarla de muerte para que abortara. Tomó una botella de alcohol y luego se lo arrojó en todo el cuerpo y la prendió fuego.

Luego de unos minutos de agonía murió. Para ocultarla la enterró en un descampado, cerca de un canal.

Pasaron varios días, hasta que comenzó la intensa búsqueda. La policía lo fue a indagar y él negó todo, aún así permaneció unos días detenido.

Una vez liberado y en su locura, redactó una carta en la narraba todo lo sucedido, con todos los detalles del asesinato.

Dejó su carta en la comisaría y se suicidó antes de que los policías lo apresaran.

Es un caso muy triste, pero que nos lleva a la reflexión y más que nada a los padres de chicos adolescentes. Deben hablar con sus hijos para que sepan de que se trata la vida y que no es nada fácil transitarla.

Ezequiel Morales.

De pura sangre. Por AGUSTÍN CUELLO



                En mi memoria me visitan recuerdos de un tiempo pasado que viví de pequeño y quisiera no olvidarlo jamás.
                Sucedió en la provincia de córdoba en un pueblo muy chico, humilde, sencillo, llamado General Cabrera donde nací y tuve mi infancia feliz, de campo. Allí conformábamos mi familia pequeña. Mi padre, un hombre trabajador, cultivaba sus tierras, criaba ganado, cosechabas grandes hectáreas de viñedos y aceitunas, bajo la firma de Augusto gil. Mi madre María Pérez, una mujer dedicada a su familia, que también colaboraba en el campo. Y yo un pequeño joven que me divertía ayudando a mis padres.
                Pero esta tranquilidad un día se terminó, porque llegaron al pueblo nuevos vecinos extranjeros, en busca de una propiedad. En realidad lo que querían eran campos, y uno de sus favoritos era Pura Sangre, el campo de mi padre.
                Recuerdo que se originaron varios enfrentamientos entre mi padre y esa gente extranjera, que cada día que pasaba lo manipulaban por las tierras, que querían comprarlo por unas pocas monedas.
                Mi padre un hombre astuto, ágil, no llegó a ningún acuerdo y tomó la decisión de no vender, y menos por unas pocas monedas. Prefería conservar sus tierras, ya que en ella estaba su historia, su vida. No era un hombre materialista no le interesaba el dinero, recuerdo una de sus frases que decía “Ningún precio puede tener mi campo”.
                Pasó un tiempo y esta gente regresa en busca de venganza y para tramar una trampa a mi padre. Prendieron fuego su camioneta, con el único fin de culparlo.
                Fue un escándalo, mi padre fue llevado a la justicia y declarado culpable del perverso episodio, por lo tanto permaneció en la cárcel y acusa de lo sucedido perdimos el campo, vendiéndolo a esa gente mafiosa, para poder sacar a mi padre de la cárcel.
                Hoy vivimos en San Rafael, Mendoza y recordando siempre en nuestra memoria aquel campo de “Pura Sangre”.

AGUSTÍN CUELLO

Tal vez por Belén Jimenez



Si alguien pudiera oír la voz de mi alma pidiendo que se detenga este dolor, tal vez podría encontrar en un pequeño abrazo el sosiego que necesito.
                Si alguien pudiera ver en el reflejo de mis ojos  todas las lágrimas de mi corazón, tal vez encontraría en sus manos el cariño que olvidé.
                Si alguien pudiera oirá los lamentos que mis labios no pueden decir, tal vez encontraría en su rostro la piedad que necesito para perdonar.
                Si alguien pudiera hablarme de la belleza de la vida, en lugar de llenarme de patrañas dolorosas, tal vez encontraría en su sonrisa el placer de imitarle.
                Si alguien pudiera mostrarme lo bueno que alguna vez logré, tal vez encontraría que mi vida no es lo que parece.
                Si alguien viera en mí, algo más que hombros para llorar, tal vez encontraría nuevos hombros donde verter todas  mis lágrimas.
                Si alguien pudiera ayudarme a orar y contarle a Dios todos aquellos anhelos que esconde mi alma, tal vez mi fe sería más fuerte.
                Si alguien pudiera acompañarme en este duro camino de la vida, tal vez no me sentiría tan sola.

Belén Jiménez.