viernes, 13 de julio de 2012

Un pueblo seguro. POR Alexis Emanuel Díaz.


Él era un estudiante  responsable, curioso ético, a quien los problemas le preocupaban y no le gustaba para nada la inseguridad de su ciudad. Con tan solo 18 años tomó cartas en el asunto y buscó una solución para resolver un problema: la inseguridad que presenta su ciudad y alrededores.
                ¿Sus habitantes? Ni hablar… personas incoherentes, que piensan que llevan su vida por el camino correcto y verdadero. Son atados constantemente por delincuentes, los cuales sin nada que hacer profanan bienes, rompen elementos de la vía pública, destrozan locales, entre otras cosas; ya que no pueden llevar con dignidad su vida y se vuelcan al hurto para poder vivir dignamente.
                Un día se propuso varias ideas, pero algunas las descartó en el momento, ya que eran imposibles de realizar.
                Como en todos lados, la gente se conoce y saben quienes son los denominados delincuentes. Esto es importante, una ventaja que tiene la sociedad para resolver de un modo u otro el gran problema.
                El muchacho recurrió  a la policía para que solucionara el conflicto, pero no hicieron nada al respecto.
                Debido a esto, decidió hacer un listado con nombres y apellidos, para tomar justicia por mano propia. El pueblo lo apoyó en el emprendimiento y comenzaron con la rebelión.
                A la semana, varios delincuentes habían desaparecido  y en ciudad había más seguridad. La policía alertada de las desapariciones, realizaron interrogatorios para sacar pistas y descubrir las causas del hecho.
                Cada uno de los habitantes que eran interrogados respondían que todo el pueblo era culpable de las desapariciones.
                Al obtener estas respuestas por parte de ellos, la policía no podía encerrar a los culpables ya que todo el pueblo era culpable.
Alexis Emanuel  Díaz.

                

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