jueves, 28 de junio de 2012

El espíritu protector. Por Lucas Fiochi y Federico González.



Leyenda Urbana

                Esta historia se enmarca en el año 1828, en un pueblo cercano al Vaticano, donde vivía un joven distinguido, Lautaro Fiocheti, con sus padres y un hermano mayor.  Su familia era muy religiosa y estricta. En su adolescencia, Lautaro vivía despreocupado y sobre todo hacía caso omiso a lo que los demás pudieran pensar de él. Un día en un baile, se enamoró de Anne y fruto de este amor nació un hijo, pero su familia intervino. Desde ese momento no volvió a verla más.
                Pasó un tiempo y los padres, bastante conservadores lo obligaron a seguir por el camino religioso y es así que  17 años después, consiguió ser Papa, cabeza visible de la iglesia católica.
                Después de estar un año en el cargo, apareció Anne muy enferma y le pidió que cuidara de su hijo. De no hacerlo, ella divulgaría que era padre de un chico de 18 años llamado Pedro González. Lautaro decide cumplir con lo solicitado, exigiendo como condición, el secreto eterno, porque si se develaba la verdad, él sería despojado de su cargo.
                Pedro era parte  de una secta, situada en un monte cerca del pueblo. En este grupo era valorado como uno de los miembros más importantes y más antiguos. Una día en el que practicaban un rito con una cabra, esta muere y el bebe su sangre. En consecuencia, sus ojos se pusieron  rojos y su aspecto físico se tornó inestable. De regreso a su casa mató a varios ciudadanos inocentes, que paseaban de noche por la ciudad. Durante estas masacres  se encuentra con su madre y ella observa que algo en  él había cambiado. Pedro poseído intenta asesinarla y ella logra escapar. Se dirige al Vaticano, habla con Lautaro y le cuenta lo sucedido. El pontifique decide buscarlo con un grupo de policías para exorcizarlo. Lo encuentra y Pedro poseído sin saber que el Papa era su padre lo mata.
                Desde entonces, muchos aseguran ver un espíritu, que reclama la protección divina para los habitantes del pueblo y el perdón de su hijo.

Lucas Fiochi y Federico González.

2 comentarios:

Escritores Adolescentes dijo...

muy original, felicitaciones !!!

Escritores Adolescentes dijo...

muy original!! felicitaciones !!!