miércoles, 12 de septiembre de 2012

La luna bañada en sangre. Por Maldonado Julieta.



                Era de noche, lo sé porque vi en una pequeña ventana la luna brillante, en ese momento era la única luz que había en el cuarto. Me desperté al escuchar gritos desgarradores, que provenían del otro lado de la pared.
                Me encontraba en una habitación desconocida; además sentía un fuerte dolor en la cabeza, aturdida, me levanté del suelo, en donde al parecer me encontraba dormida.
                Trate de salir de la habitación, pero un brusco tirón me devolvió al suelo. Cuando vi, tenía una gruesa cadena que me sostenía de la mano izquierda a una pared sucia y desgarrada. En ese momento volví a escuchar los gritos desgarradores, que al parecer era de una mujer. Eran tan fuertes que tuve que cubrir mis oídos y apretarlos fuertemente para que estos no me lastimaran.
                Pasaron unos minutos y los gritos fueron cesando, como si se estuvieran alejando. Trate de mirar por la ventana, pero lo único que podía observar era una gran extensión de campo y un pequeño camino que era alumbrado por un gran poste de luz. Al parecer me encontraba en el segundo piso. En ese momento vi como dos sujetos o lo que fuesen, ataban a una chica en el poste de luz. Cuando logré ver con claridad, noté que era mi hermana, la tenía sujeta con una especie de ganchos. Me alteré, trate de ir por ella, pero fue en vano, porque la cadena  estaba bien sujeta a la pared y no podía liberarme. La única alternativa era cortarme la mano, entonces opté por el canibalismo y empecé a morderla. No trataba de detenerme, porque sabía que el dolor no me permitiría seguir avanzando. Solo mordía y desgarraba todo aquello que me mantenía sujeta a esas cadenas. Cuando la mano cayó, salté por la ventana sin pensarlo. Golpeé fuertemente con el suelo, parte de la ventana cayó sobre mí. La vista se me iba no lograba ver con claridad lo que pasaba, traté de arrastrarme hasta mi hermana, pero la pérdida de sangre me jugaba en contra. Llegó el momento en que no vi nada más, y los gritos cesaron.

Maldonado Julieta.

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