martes, 30 de septiembre de 2008

El corazón de mamá y papá por Mayra Cabrera


Esta historia comenzó cuando cursaba 3º grado de la escuela primaria y con mis tres hermanas nos hicimos amigas de unas compañeras de curso.Fueron pasando los años y un día nos contaron que eran adoptadas, cosa que poco alcanzábamos a entender, y al pasar el tiempo nos dijeron que donde ellas vivían las trataban muy mal y se sentían muy tristes.Un día, una de ellas, Fernanda, nos preguntó si podían ir a vivir a nuestra casa. A mis hermanas y a mí nos pareció linda idea.Una tarde de octubre jugábamos en el patio cuando Fernanda y Marianela llegaron a casa, temblando de miedo y nos dijeron que no querían estar más con esa familia. Nosotras con mamá llorábamos sin saber qué hacer. Mi madre llamó a papá y fuimos todos a la policía para asesorarnos del tema. Allí nos contaron que estas nenas estaban con una familia cuidadora de un lugar llamado DINADIF, institución que se encarga de sacar los niños que están en los hogares de menores y los entregan a familias para que los cuiden, pero esta institución además, ayuda con dinero para el bienestar de esos niños. Ni nosotras ni mis padres podíamos entender qué era eso, cómo puede haber gente a la que se les pague para dar amor. La familia cuidadora venía todos los días y se las querían llevar, pero ellas se escondían y lloraban mucho. Fue muy difícil para todos y más difícil aun adaptarnos. Desde ese día, tomamos una decisión entre todos y comenzamos a ser una gran familia. Con autorizaciones se quedaron a vivir en nuestra casa. Al pasar los días notábamos que esas nenas no tenían ni habían vivido nunca con una familia que les diera amor. Para mis hermanas y para mí era un poco incómodo prestar a nuestros papás, teníamos celos, pero mamá nos hizo entender que podíamos compartir un poquito de todo lo que nosotras teníamos. Fueron pasando los meses y uno de esos días Marianela escapó de casa. Fue un momento muy triste para todos pero aceptamos lo que ella eligió para su vida. Después de este golpe, seguimos el camino con Fernanda. Al pasar los años decidimos entre todos adoptarla para que de verdad fuera una más de nosotros con nuestro mismo apellido. Comenzamos a hacer trámites que nos llevaron más de dos años entre juzgado, abogados y jueces, pero al fin, después de tanto andar logramos lo que tanto queríamos “una hija más para nuestros padres y una hermana del corazón para nosotras”.Desde el 1º de noviembre de 2007 ya somos cinco hermanas con el mismo apellido y con todos nuestros derechos y obligaciones.Me siento muy orgullosa de mi familia y Fernanda tendrá unos padres en quien apoyarse siempre.Yo, con tan poco camino recorrido en la vida, he aprendido y no dejo de pensar qué difícil fue para ella tener lo que yo tenía y pienso que nosotros, los adolescentes, a veces discutimos cosas sin sentido y no valoramos el sólo hecho de tener MAMÁ Y PAPÁ.

1 comentario:

georgi09 dijo...

esa historia paso de verdad?¿?

es una historia muy bonita.