Había una vez una niña llamada Camila que se llevaba muy mal con su madre y su padrastro. Finalmente, decidió irse de su casa a vivir con su abuela. Esta angustia la hizo ponerse muy agresiva y llevaba sus problemas a la escuela. Llegó un momento en el que se volvió muy violenta y trataba mal a todos sus amigos. Por esto, todos se alejaron y ella quedó sola, más sola que nunca. Camila recapacitó y se dio cuenta de lo que había perdido por su mal carácter y entonces entendió que los amigos no tienen la culpa de los problemas que la vida nos presenta y decidió cambiar su actitud.
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