sábado, 7 de noviembre de 2009

Bulimia y anorexia: ¿mis grandes amigas? por Celeste Siri

Hoy es la primera vez que abro mi corazón ycuento todo. No sé cómo llegué a esta instanciapero de a poco fue aumentando. Quizás no meentiendan y no los culpo, a veces ni yo mismame entiendo. No voy a pedir que no me juzguenporque es imposible...¡ hasta mi familia lo hace! De a poco se fue sembrando una semilla dentro de mí que fue creciendo. Empezó como una broma que ni yo misma me creía y luego se cumplió todo. Sentía inestabilidad en mi cuerpo; me controlaba demasiado en las comidas, empecé a hacer todo tipo de dietas, a aislarme de mis amigos y de mi ámbito social. Llegué a tal punto en que ni me acordaba que tenía que comer algo porque en realidad no quería hacerlo. A veces me enfurecía, otras, lloraba sin sentido. ¡Qué irónico el momento en que la broma insolente se convierte en una realidad triste y peligrosa! Empecé mintiendo. Decía que no había problemas, que un desorden alimentario lo tenía cualquiera pero poco a poco fue convirtiéndose en algo demasiado serio.





Mi madre comenzó a sospechar y me decía: “Mirarse a sí mismo con buenos ojos, aceptar lo que uno es y lo que tiene y decirse todos los días frases amables... es la mejor medicina para la salud y el bienestar.” Yo la escuchaba nada más. Sólo la miraba y me reía por dentro y me repetía día a día que nunca nadie me iba a amar por lo que era o por como me veía. Empecé clases de baile después de la escuela y tenis los sábados y domingos. ¡Me exigía tanto!A toda costa quería bajar de peso. Vivía con miedo, alterada...¿ Sería la presión de la sociedad que me rodeaba con un sentido tan desvirtuado de la belleza externa? En mi familia se dieron cuenta a esta instancia de que algo andaba mal conmigo,así que engañándome me llevaron a ALDA(Un centro de rehabilitación en desórdenes alimentarios que funciona en el hospital de la ciudad) Me tuvieron un mes adentro sin poder salir, controlándome todo el tiempo y la verdad... me sentí peor. No quería que me ayudaran ehice creer que ya estaba curada. Entonces, me dieron el alta y volví a casa.



Mi mamá estaba bastante tranquila porqueveía que yo estaba bien, que en mi interiorya no existía ese mal, y que yo no sentía culpapor comer ya que lo hacía normalmente. Empecé nuevamente la escuela con miscompañeros y todos se cuidaban de hacerbromas, de hablar algo que me pudiera llegar alastimar. Por supuesto que yo notaba todo elánimo que había a mi alrededor pero no meimportaba. Todos los días a las 16:00 hs. me mandaban ala psicopedagoga de la institución. La mujer mehablaba de tantas cosas como tratándome deconvencer. Ni siquiera la miraba. Me daba rabiaque me consideraran una loca porque yo creía que no querían ayudarme sino que se movilizaban para impresionar solamente a los directivos.... Un día...tomé mi mochila y me fui de la escuela. Sentía que tenía que estar en un lugar en el que mi mente y mi corazón se tranquilizaran, pero no lograba esa calma en ningún lado. Cuando llegué a mi casa, mi madre me estaba esperando muy angustiada. Sus ojos muy tristes y llenos de lágrimas. Ella no entendía nada porque me controlaba mucho y yo estaba comiendo bien. ¿ Cómo no iba a hacerlo si yo ya había encontrado la forma de aplacar mi culpa y de disimular y volverla a engañar?




No me controlaba como antes y comía en demasía y luego sentía remordimiento por lo que había hecho y me provocaba el vómitopara sacar toda la comida que había ingerido y que yo creía que tanto mal me hacía. Pasaron varios meses en los que yo me había vuelto bulímica y nadie se había dado cuenta.Mi familia pensaba que yo estaba bien por alimentarme mucho mejor que antes; y aún así seguía bajando de peso. La verdad es que a este punto comencé a sentir que me estaba muriendo por dentro y que ya no había retorno. Fue ahí cuando apareció una persona que aunque yo no la conocía, ella a mí, sí.. Desde el primer momento se dio cuenta de mis sentimientos. Algo que nunca nadie había hecho. Intentó todas las formas para acercárseme pero yo lo impedía, aunque quería estar con ella yo no podía.¡ Me descubriría! Yo tenía una realidad en mi mente muy confusa. Tiempo después me detuvo y me dijo que ella podía ayudarme, que no me diera por vencida.Me explicó que por este camino me terminaría muriendo. Que si continuaba así, no había vuelta atrás.




Es increíble, pero cada palabra que salía de su boca era exacta. Decía todo lo que me pasaba sin que se lo hubiera contado. Eso fue lo que me hizo creer y confiar. Comencé a hablar todas las tardes con ella y poco a poco fui regresando a la verdadera realidad. Ella, quién se convirtió en mi gran amiga, me hizo dar cuenta de que me tenía que querer, y que no importaba la apariencia, que la verdadera belleza es la de nuestro interior. Y entonces empecé a mirarme con otros ojos y decidí aceptar ayuda para solucionar mi problema que ya a esa altura sentía que me estaba matando...
Hoy, ya estoy recuperada y quería contarte mi historia porque tal vez te ayude a entenderte o a entender a otros que la padecen. Piensa que por más que las personas de la sociedad no se den cuenta de lo que influyen en nosotros al decir ciertas cosas, nosotros debemos enfrentar esas palabras y agradecer como somos y lo que tenemos.
Recuerda: siempre hay alguien esperando por ti, tal cual eres, sin cambios, sin apariencias. Sólo te espera a vos. ¡ Empezá a quererte más ! CELESTE SIRI

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