sábado, 7 de noviembre de 2009

La amistad más allá de las diferencias por Gisela Pavéz

Había una vez un oso que caminaba hacia el lago. Cuando estaba allí vio a un sapo que salió del otro lado del arroyo. Se acercó y lo saludó muy atentamente y se pusieron a conversar. Todos los días se encontraban en el mismo lugar y cada vez se conocían más hasta que se hicieron muy buenos amigos.
Una tarde muy calurosa, el oso y el sapo jugaban muy contentos, cuando de repente se les apareció una serpiente y se alejaron hacia atrás asustados con su presencia -¡No teman! dijo ella.-¡¡¡ Soy vegetariana!!! Y siguió su camino muy triste y sola.
Ellos se preguntaron el porqué de esa angustia. Más tarde la encontraron de nuevo y le preguntaron porqué tenía esa cara y la serpiente les respondió que no tenía amigos porque todos la rechazaban por miedo a que fuera peligrosa. El oso le dijo que se fijara en ellos: uno era grande y el otro chiquito pero igual eran amigos y que ella también podía entrar en esa amistad que los unía.
Finalmente, juntos caminaron hacia el arroyo donde se unieron más y más cada día y nada ni nadie los pudo separar nunca.“No hay que tener prejuicios a la hora de encontrar amigos”

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